Néstor de la Portilla Geada ✝
Amigos de Néstor, para siempre…
La mañana del martes 16 de agosto de 2022 recibimos la dolorosa noticia de la partida de nuestro querido amigo Néstor De la Portilla Geada. Los días previos fueron de mucha angustia y consternación. Efraín Sedek y yo hablábamos permanentemente. Ese día terminamos llorando. Era nuestro hermano del alma. Fue un dolor muy profundo. Sabíamos que el estaba preparado para el desenlace, no tenía miedo y estaba cansado de su enfermedad, que por fortuna no fue muy prolongada ni excesivamente dolorosa. Ya en cama, le complacía hablar con nosotros, incluso hacíamos bromas de todo tipo, pero no se engañaba sobre la gravedad de su estado de salud. Era un valiente soldado enfrentando el ocaso, la última de las pruebas que la vida nos pone por delante.
Es difícil pensar en Néstor sin encontrarme conmigo mismo. Tuvimos logros y anhelos, estos últimos mucho más hermosos que los primeros. Mas de cincuenta años de amistad. Nos conocimos recién casados. Nuestras esposas se hicieron amigas fraternas. Vimos nacer nuestros hijos y nietos, asistimos a sus primeras comuniones, sus grados académicos y sus matrimonios. Trabajamos juntos en la Universidad, fuimos discípulos del maestro José Solanes, recuerdo que te regaló su foto de Oficial de la República Española y varios artículos sobre psiquiatría militar, que siempre fue una de tus pasiones. Hicimos juntos muchos viajes a Los Andes, pero también a Cartagena, Bogotá, Perú (Machu Pichu), México, Chile, Argentina, Portugal, Miami. Asistimos en patota valenciana a muchos congresos y jornadas de la Sociedad Venezolana de Psiquiatría, algunos bajo la sombra de Solanes, Téllez y Rómulo Aranguibel. Una vez por semana (por varios años) nos reunimos con José Francisco Hurtado y Parrita para libar los néctares de la lejana Escocia en el Club Hípico, a menudo se nos unió Giovanni Silva y Mimo Gullo, amigos fraternos para siempre. No sé cuántas veces me he sentado a escribir estas palabras. No ha sido fácil. Es que no sé como despedirme. Sé que no podré hacerlo, porque sería despedirme de una parte muy importante de mi vida. Fueron muchas las vivencias compartidas, como si fueran parte de la misma urdimbre, como le gustaba decir a nuestro querido Pedro Téllez Carrasco. Hubo tiempos, seres, lugares, tempestades y experiencias que fueron irrevocablemente nuestros. Hiciste de Venezuela, Maracaibo y Valencia nuevas patrias, nos representaste con orgullo muchas veces, se trata de un compromiso irreversible, más allá de brevedad de la vida.
Néstor terminó la carrera de Medicina en la Universidad del Zulia (LUZ), una primera parte la cursó en España, en su largo peregrinar y definitivo exilio de Cuba, donde nació en Matanzas, hijo de Néstor (Ingeniero y digno Oficial de la Marina de Guerra, que tomó un barco alemán en la Segunda Guerra Mundial) y de Dulce, una encantadora maestra cubana, vitalmente más cubana que todos los miembros de la familia, y hermano de Luis, otro gordo simpático y amigo fraterno. En su exilio norteamericano, Néstor fue heroico soldado en Vietnam, dos veces condecorado por sufrir heridas en combate. Al terminar su servicio militar le ofrecieron la nacionalidad norteamericana, pero prefirió quedarse cubano. Una vez graduado y rápidamente casado con Marisela, se vinieron a Valencia. Pronto comenzó a trabajar como médico residente en el Hospital Psiquiátrico de Bárbula. Fue en ese momento que nos conocimos. La amistad nació fuerte desde que comenzó. El alcohol nunca estuvo ausente. Los viernes por la tarde nos íbamos a La Enramada en Naguanagua a tomar cervezas y hablar de todos los temas, pasados, presentes y futuros. En ese entonces, la Universidad de Carabobo (UC) admitía contratar instructores que aún no fueran especialistas para formarlos posteriormente en Venezuela o el exterior. Así fuimos ingresando a la Cátedra de Psicología Médica y Psicopatología. Efraín Sedek ya lo había logrado y estaba cursando el Posgrado de Psiquiatría en París, en la Cátedra e Pierre Pichot. Allí comenzamos un proceso de estudios y formación muy serio y riguroso con Solanes. Cuando Néstor se fue a Londres a estudiar en la Cátedra de Neurología de la Conducta con Michael Trimble, llegó allí con una formación bastante sólida. Hablaba perfecto inglés. Regresó de allí con un Corpus Teórico consolidado que no tardó en verter en la docencia universitaria y en las múltiples conferencias personales y simposios realizados en eventos nacionales e internacionales. Admirador de la psiquiatría europea, jamás fue eco de otros pensamientos psiquiátricos, porque tuvo voz y temas propios que supo exponer con rigor y pasión en trabajos publicados y/o debatidos en Europa y América Latina, donde se le escuchó siempre con atenta admiración. En razón de su inteligencia, originalidad e interesante personalidad, trabó amistad y relaciones de cooperación científica con importantes líderes de la psiquiatría del mundo, como Michael Trimble, su maestro británico, Francisco Alonso-Fernández, Valentín Corcés Pando y Gregorio Gómez Jarabo (España), Antonio Fernandes Da Fonseca (Portugal), Jean Garrabé De Lara (Francia), Sergio Villaseñor Bayardo y Héctor Pérez-Rincón (México), Fior Solís (República Dominicana), Ángel Otero Ojeda (Cuba), Roger Montenegro (Argentina), Renato Alarcón (Perú/Estados Unidos), Pedro Ruiz (Presiente de APA), Juan Carlos Stagnaro (Argentina) y Julio Acha (Perú), entre muchos otros. Fue Profesor Honorífico del Instituto de Psiquiatras de Lengua Española, Miembro Correspondiente Extranjero de la Sociedad Médico Psicológica de Francia (la organización psiquiátrica más antigua del mundo occidental y de alto reconocimiento y prestigio en Europa y América Latina), Miembro del Comité Editorial Internacional de la Revista “Salud Mental” del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón De la Fuente Muñiz” de la Universidad Autónoma de México y recibió la Condecoración “Profesor Honorio Delgado” del Grupo Latinoamericano de Estudios Transculturales (GLADET), del que fue Miembro Fundador. En Venezuela fue Presidente del Capítulo Carabobeño de la SVP y siempre fue muy apreciado tanto por sus condiciones personales como por su sabiduría científica por todo el gremio psiquiátrico venezolano.
Sus temas de trabajo científico fueron variados y profundos. Se interesó por los aspectos neuropsiquiátricos de la epilepsia y otros trastornos mentales, investigó sobre psicopatología en la literatura latinoamericana y disertó varias veces, despertando mucho interés en APAL, sobre psiquiatría militar y de desastres. Publicó en las redes sociales más de cien microbiografías de psiquiatras del mundo entero que despertaron gran curiosidad y admiración entre los colegas venezolanos, pues fue un gran estudioso de la Historia de la Psiquiatría. Nunca lo dijo de sí mismo, pero tenía la estructura intelectual de un erudito. Era un profundo conocedor de la Historia Universal, especialmente de España y su Guerra Civil, así como de las guerras y procesos de independencia americana, sobre todo de Cuba y Venezuela. Además de hablar perfecto inglés, podía leer en italiano y portugués. Pero no dudaría en afirmar que su gran tema fue el de las Traducciones en Psiquiatría y el de las lenguas hegemónicas de las ciencias. Sus observaciones no pasaron inadvertidas en ninguna parte de Hispanoamérica y despertaron una profunda consciencia de la necesidad de hacer una psiquiatría pensada y escrita en lengua española.
Este comentario sobre Néstor no termina ni en su última palabra. Queda inconcluso. Su legado es muy denso y profundo para resumirlo en cuatro páginas. Tampoco cierra con una despedida. He decidido, porque así lo siento, no despedirme de Néstor. No dejará de hacernos compañía. Seguiremos conversando de lo mucho y de lo poco. No va a cesar la tomadura de pelo, el chalequeo ni la conversación profunda. No necesitamos que nos lo diga, nos lloverá su ironía cuando Efrain Sedek y yo vayamos pedaleando nuestros triciclos por las calles de El Trigal, pero tampoco se quedará sin respuesta. Ese debate va para La Guairita, con José Francisco Hurtado, Manuel Díaz, Pedro Téllez Pachecho, Juan Miguel Soto Sedek, Miguel Ángel De Lima, Eileen Celis de Oliveros, Adele Mobilli, Carmen Delia Guédez, Danilo Martínez y otros amigos, todos altos panas de Manuel Matute, José Orellana y Franklin Padilla.
Sigues con nosotros…para siempre
Carlos Rojas Malpica